En una web se pueden cometer errores a muchos niveles, como por ejemplo malas ejecuciones en diseño, arquitecturas web complejas o poco entendibles, contenido escaso o excesivo y un largo etcétera. En este artículo voy a centrarme concretamente en aquellas cosas de diseño que tendrías que evitar hacer, por eso hemos recopilado un decálogo de 5 malas prácticas no aconsejables en el diseño web:
1. Diseño no adecuado para tu público objetivo.
Este es uno de los puntos más importantes en cuanto a diseño y es, a su vez, el que menos se tiene en cuenta. En realidad no importa si el diseño es de nuestro agrado o no como dueños de la web, lo que importa es que sea un diseño que conecte y empatice con el público al que se dirige, el que lo va a usar y a ver todos los días.
Así que la pregunta que deberías hacerte es: ¿Es el diseño adecuado para el público objetivo que va a usar mi tienda?
También tienes que tener en consideración que los diseños tienen un ciclo de vida. Suena un poco raro pero sí, los diseños tienen una vida útil y tendrás que plantearte modernizarlos cada cierto tiempo, según vaya evolucionando el sector en el que compitas y las nuevas tecnologías web que se vayan implantando.
2. Mala combinación de colores.
Es una de los errores más fáciles de cometer y deriva directamente de tu imagen corporativa. Si quieres que el diseño de tu web tenga sentido tendrás que utilizar en tu web esos colores y mantener la coherencia en todas las páginas que estén amparadas bajo el paraguas de esa marca. De este modo se podrá relacionar sin duda esa web con tu marca.
Dicho esto, no es suficiente con que elijas los colores que estén en tu logotipo y los empieces a usar aleatoriamente, tienes que darles un sentido y pensar que las combinaciones tienen que tener el suficiente contraste para que sean legibles.
3. “Call to action” entendibles.
Los botones son una de las partes más importantes cuando el objetivo de una página sea lograr una interacción, en el caso de internet eso significa que el usuario haga un clic. Para ello están los botones, que se ubican dentro de los denominados “call to action”, que son partes de la web cuya función es lograr que la persona que esté en esa parte de la web interactúe con ella”.
Dependiendo del tipo de web el objetivo puede ser que haga un clic, en el caso de un ecommerce o un blog de contenido, que interactúe con una parte específica o que la web se quede esperando a que el usuario realice una acción, como por ejemplo en un juego online.
Lo que tienes que tener claro es que ese “call to action”, esa llamada a la acción ha de entenderse. Si quieres usar un botón esa persona que está en tu tienda online tiene que entender que eso es un botón y, por ejemplo, que si pulsa en esa zona va a abrirse una página con el carrito de la compra y va a poder finalizar el pedido.
Tienes que tener en cuenta también que, para que resalte y se vea bien, tiene que tener su espacio negativo o “aire” con respecto a los elementos que lo rodean, de manera que le otorgue la importancia suficiente para que sea visible y entendible.
4. Tipografía legible.
¿Te imaginas entrar en una página web, ver que hay frases y no saber identificar las letras?
Sí, es cierto que hay tipografías con “serifa” que son muy chulas con gran cantidad de adornos y detalles, pero si no se entiende lo que hay escrito se convierte en eso, un simple adorno que no está cumpliendo su función real, que es transmitir información.
Por ello deberás buscar una tipografía legible para los cuerpos de texto, las mejores para este fin son las denominadas “de palo seco” o “sans serif”, es decir, sin adornos, lo que facilitará muchísimo la lectura.
Si quieres, puedes elegir una tipografía un poco más divertida que cree sinergias con la anterior para los títulos. Como van a tener un cuerpo más grande y será poco texto no costará tanto leerla.
Otra de las cosas que tienes que tener en cuenta es el tamaño de la fuente que elijas. Un tamaño demasiado pequeño puede impedir que se lea correctamente.
5. Imágenes que ayuden a definir el contenido.
¿Alguna vez has oído la expresión “más vale una imagen que mil palabras”? Pues ha llegado la hora de ponerla en práctica otra vez.
Las imágenes son muy importantes y, bien seleccionadas, van a conseguir que una web sea muy atractiva. Pero esto es un arma de doble filo, porque unas imágenes demasiado pesadas solamente conseguirán que tus usuarios se aburran esperando a que se carguen, que se asusten al ver los datos del móvil que le ha consumido tu web y que te penalicen los buscadores por tener imágenes de demasiados kilobytes.
Lo que tendrás que conseguir es un equilibrio entre el peso de las imágenes, la calidad y el tamaño.
En ciertas ocasiones te va a interesar utilizar recursos visuales de un banco de imágenes pero, ¿has pensado en cuántas personas habrán descargado esa imagen que te gusta y la estarán utilizando en su tienda online?
La idea no es dejar de utilizar este tipo de imágenes, van a ser útiles para ciertas partes de tu web, pero sí te aconsejo evitar su uso para, por ejemplo, una imagen de tu equipo o del departamento de atención al cliente. En estos casos sería más interesante realizar unas fotografías reales, de calidad y atractivas que sean originales, únicas y hablen de forma cercana de tu empresa. De este modo tus usuarios empatizarán con tu empresa.